Yo también estoy harto

Leo últimamente cosas y más cosas sobre el equipo de fútbol que sigo. Ninguna de ellas parece buena, las voces más autorizadas para hablar del tema pintan un futuro negro, como si el mundo estuviese a punto de acabar. Y mientras, los humildes aficionados se calientan la cabeza, se desviven por los males de su equipo... ¡algunos de ellos incluso discuten! Y yo me pregunto ¿qué nos pasa? Las circunstancias sociales y políticas que nos rodean son de lo más preocupantes y a nosotros sólo se nos ocurre pensar en si jugará tal o en firmar manifiestos para tirar a nuestro entrenador... Y es que sí, lo admito, me fastidia ver la realidad existente, me fastidian cierto aspectos del poder del fútbol y me sorprende como la gente pierde los papeles por algo tan secundario como es el seguimiento a cualquier deporte.

Práctico atletismo y acudo asiduamente a un estadio de fútbol, creo en la grandeza del ser humano y en lo fantástico que es poder poner a prueba su físico en las actividades deportivas. No obstante, todo ello no deja de ser ocio, al menos de momento, y eso implica que cuando toca fútbol es tiempo de fútbol y cuando toca atletismo, bádminton o cualquier otra cosa es tiempo de eso. Lo que no nos podemos permitir es que el deporte, es decir, ocio para la mayoría de nosotros, se convierta en una cuestión de vida o muerte. Me deprimen cosas que parecen tan normales como debates con sangrientas palabras sobre un partido o discusiones por diferencias sobre una alineación. Me da la sensación de que no hemos avanzado nada. ¿De verdad vamos a dejar que el simple placer de disfrutar con un deporte amargue nuestras vidas o incluso las pueda llegar a marcarlas? He visto a hombres, no niños, hombres (un niño, dentro de toda su inocencia, tiene todo el derecho a seguir a muerte un equipo, ya tendrá tiempo para darse cuenta, en otro tiempo, de que hay cosas más importantes), renunciar a salir con sus amigos por estar deprimidos por el resultado de su equipo, me han contado que hombres han llegado a matar por su club, hasta he observado que la gente pierde su apetito por una derrota... ¿y qué he de pensar? Sólo me queda creer que no somos de este mundo, porque si realmente lo fuésemos nos preocuparían otras cosas, nos preocuparían los recortes, nos preocuparía que vamos a perder en calidad de vida... Sin embargo nosotros a la nuestra. El seguimiento del fútbol o cualquier otro deporte es una acto totalmente saludable, no deja de ser una distracción, es una inversión en ocio. Pero no podemos traspasar límites, lo he dicho ya en otras ocasiones. Cuando el domingo acudo al campo disfruto y hablo con mis amigos, comento como van las cosas, me cuentan que hay de sus vidas... y cuando finaliza el encuentro, nos vamos hablando, comentando jugadas, sacando lo mejor del hecho de ser espectador: el partido es un recurrente tema de conversación que nos acerca, a veces incluso te echa una mano cuando conoces gente nueva, pero que nunca nos divide, porque ¿para eso voy a ver el "deporte rey"?

Así pues, la situación es peligrosa. Como diría Carlos Bosch, estoy harto. Estoy harto de tanta tontería, estoy harto de sacar las cosas de quicio, estoy harto de que la mayoría de los que viven por y para el fútbol quizás no sepan ni quienes son, por ejemplo, Mónica Oltra o Alberto Fabra, o que sigan pensando que en Valencia todo es de color de rosa y los ataques a nuestros derechos algo sin importancia. Por supuesto, también estoy cansado de que no sepamos extraer lo más positivo del fútbol y del deporte en general. Estoy harto y parece que mi hartazgo va a durar mucho tiempo, porque aunque algunos crean que sí, el balompié no va a arreglar problemas, tampoco va a solucionar las dificultades económicas, ni siquiera va a pagar las hipotecas. Por favor, diferenciemos, por favor, digan ustedes también ¡estoy harto!


J

No hay comentarios:

Publicar un comentario